Archivo mensual: septiembre 2014

¿Quién dijo que los comerciales no han evolucionado?

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Si les preguntara qué es lo más aburrido de la televisión, estoy seguro de que responderían «los comerciales» al unísono. Y quizá tengan razón. Sin embargo, éstos también son el reflejo de la composición de una sociedad. Por ello decidí compartirles estos comerciales de 1985, un año muy especial para los mexicanos de más de treinta años… y para los que se lo pregunten, su profesor tenía siete años…

¿Cuál es el estribillo de las Paletas Ricolino?

¿Cuál es el logotipo de Papas Barcel?

¿Cuál es el slogan de yogurt Chambourcy?

¿Qué color predomina en el comercial de Submarinos Marinela? ¿Por qué?

Su majestad la palabra

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Un texto de Roberto Oropeza Martínez

Es digna de ser amada. Necesitamos de ella en todo lugar y momento. ¿Por qué agredirla, si nos es tan útil? Desde que empezamos a concurrir a las aulas escolares, se inició en nosotros la terrible lucha del vocablo.

Por un lado la tenaz insistencia de nuestros profesores para hacernos entender que es necesario enriquecer nuestro vocabulario; que si deseamos expresarnos bien, nos hace falta un léxico abundante y preciso.

Por el bando contrario, nuestros compañeros de clase, los habitantes de nuestra comunidad, el diario difundir de radio y televisión, las revistas de muñequitos, las fotonovelas, forman las innumerables huestes que limitan el desarrollo de la expresividad.

Y, en medio de esa batalla terrible que ronda nuestras cabezas como un verdadero enjambre de avispas, hemos venido caminando por el tiempo de instrucción recibida sin hacerles caso. Mejor dicho, parece ser que hubiéramos tenido un muro entre la escuela y la calle, entre el patio y el salón de clases. Nos acostumbramos al zumbido. Hablamos un distinto lenguaje en cada lugar.

Recuerda a tus compañeros ¿puedes determinar cuando comenzaron a indicarte que debías estudiar? Seguramente intentarás contestar que siempre, pero sería muy difícil saber el momento preciso en que te enteraste, por primera vez, de ese deber. Casi es algo que se sabe antes de asistir a la escuela, algo que se repite incansablemente a nuestro rededor; creemos que no hay humano que deje sentir cierta obligación de insistir ante nuestra conciencia en que lo debemos hacer ¿y lo hacemos? Sí; de no hacerlo nunca, jamás hubiésemos llegado a terminar siquiera la primaria; pero nuestro esfuerzo ha sido independiente del matraqueo circundante.

Debemos estudiar… ¡Claro, ya lo sabemos! No es necesario que no lo estén machacando a cada paso. Pero ahora, la situación personal que vives como aprendiz, nos hace despertar a tus avispas dormidas. Pero necesitamos que escuches el zumbido, que las sientas revolotear sobre tu piel; porque si quieres aprender a escribir, te será ineludible amar a “Su majestad la palabra;” te será necesario enriquecer el léxico, hacerlo abundante y preciso. Emilio Abreu Gómez, un viejecito sabio que debes conocer por sus obras, decía que “siempre hay dos palabras: la que se usa porque sí y la que debe usarse; la que termina con su significado y la que abre un nuevo sentido, más íntimo o más entrañable”.

Johnny Express

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Una divertidísima animacón en la que podremos ubicar distintos elementos del circuito de la comunicación. ¿Serían capaces de reconocer la trama a pesar de los códigos que en ésta aparecen? Disfrútenla…

La publicidad

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La publicidad es un importante fenómeno de nuestro tiempo –que tiene grandes repercusiones en el sistema económico-, basado en la competencia y la persuasión. Es parte de la industria cultural, que difunde una cultura de masas, así como un importante recurso del marketing al servicio de las estrategias comerciales de los empresarios.

 

Desde luego, para provocar el impacto que se pretenda, requiere de una creativa actividad intelectual, que integre lo literario y lo artístico, para producir mensajes a través del arte o la técnica, por ello algunos autores definen a la publicidad como la ciencia de anunciar algo. El objetivo primordial es promover bienes y servicios por conducto de los medios de comunicación masiva como el cine, la radio, la televisión y la prensa en general.

 

La utilización de este conjunto de medios y técnicas utilizadas por algunas empresas permite abarcar otros mercados y con esto acrecentar el número de clientes. Aunque si bien desde la antigüedad ya se utilizan algunos procedimientos para proporcionar la venta, ahora se le considera como una manifestación extraordinaria, capaz de poner en relación a productores y consumidores a través de los medios de manera efectiva, por ejemplo, utilizando el poder de retención que tiene la vista, así, aquello que se muestra ante los ojos, se fija en el cerebro, con mayor o menor perdurabilidad, según el interés que ha logrado causar.

 

El fenómeno publicitario tiene parentesco directo e inmediato con todas las formas de expresión y comunicación. Además, se plantea como un instrumento eficaz para acortar la distancia entre desear una cosa y tenerla. También es la necesidad de dar a conocer o de llamar la atención sobre algo.

 

La publicidad busca modificar el comportamiento del público, seducirlo, halagarlo, transmitir ideas, lo que posibilita la producción y el consumo de las masas.

 

Fco. J. De la Torre Zermeño y Fco. De la Torre Hernández. Taller de Comunicación I.

 

Decálogo del escritor

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Primero. Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre.

Segundo. No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen tantos, para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.

Tercero. En ninguna circunstancia olvides el célebre dictum: “En literatura no hay nada escrito.”

Cuarto. Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio; así, jamás escribas nada con cincuenta palabras.

Quinto. Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y de noche.

Sexto. Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión, o la pobreza; el primero hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos sus amigos escritores; evita pues, dormir como Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.

Séptimo. No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta El Quijote. Aunque el éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan.

Octavo. Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.

Noveno. Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.

Décimo. Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea; pero para lograr eso tendrán que ser más inteligente que él.